La principal conferencia conservadora de Estados Unidos reúne en un mismo Escenario a Trump, Abascal, Bukele y Milei.
La Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), la principal reunión anual de líderes y activistas de la derecha en Estados Unidos, se ha convertido en la imagen y semejanza de Donald Trump. Años atrás, era considerado un espacio de debate y reflexión del conservadurismo. Ya no: ahora es una competición de elogios al magnate y su agenda ultra. Entre el público –que desembolsa 295 dólares por entrada y hasta 700 para la experiencia premium–, hay personas disfrazadas de muro, camisetas con la ficha policial de Trump, gorras con el lema Make America Great Again, y devotos de Nayib Bukele, Javier Milei, Nigel Farage, Santiago Abascal y Steve Bannon, también presentes. Y una mayoría absoluta de hombres, tanto ponentes como asistentes, que se sienten discriminados por las políticas de género.
El lema de la CPAC, Where globalism goes to die (Donde el globalismo va a morir), ilustra el carácter de un movimiento –cada vez más global y consolidado–, la alt-right, que clama contra la "deriva woke" de las Naciones Unidas y su agenda 2030, que niega la emergencia climática, que sostiene que las mujeres trans son hombres, que equipara al inmigrante con un invasor, que se alinea con la teoría conspirativa del Gran Reemplazo, que tiene en su diana a George Soros, que afirma que los impuestos son un "robo", que el aborto es un asesinato, y que sigue al pie de la letra el manual populista: distingue entre "nosotros" (el pueblo patrio) y "ellos" (las élites globalistas, el Estado profundo, las fuerzas oscuras, el malvado progresismo y sus políticas de identidad).
Mientras los republicanos celebraban ayer las primarias de Carolina del Sur, tenía lugar a media tarde el discurso más esperado de este foro ultraconservador: Trump, líder supremo del Partido Republicano, recibió los vítores de su parroquia cuando subió, una hora tarde, al escenario principal de un centro de convenciones en National Harbor (Maryland), besó la bandera y se dirigió a unas masas entregadas, que se quedaron en pie durante gran parte de la hora que duró su intervención. Su rival en las primarias, Nikki Haley, que fue abucheada en su intervención el año pasado, no estaba invitada por "traidora", en palabras del magnate.
"El corrupto de Joe Biden es el presidente más incompetente en la historia de este gran país", afirmó Trump, y responsabilizó al mandatario de sus cuatro imputaciones penales: "Es algo que solo ocurre en países del tercer mundo, en repúblicas bananeras. Es muy triste que esté pasando en Estados Unidos". "El único crimen que he cometido es defender a América de quienes quieren destruirla", aseguró.
Como es habitual en él, centró su discurso en la frontera sur, por donde "entran criminales y violadores", y prometió "terminar el muro" y "la mayor deportación de la historia". Además, se refirió al 5 de noviembre, día de las elecciones presidenciales, como "el día de la liberación" de los "rehenes del 6 de enero", en referencia a los encausados por el asalto al Capitolio, y prometió "venganza" contra los "corruptos y mentirosos que gobiernan este país".
En su primera edición en 1974, la CPAC fue un trampolín para la candidatura de Ronald Reagan. Sin embargo, en la edición de este año, cinco décadas después, nadie ha cuestionado quién debería ser el contendiente republicano en noviembre. En cambio, la atención se centró en quién podría ser el compañero de fórmula de Trump si llega a la Casa Blanca. De hecho, los asistentes tenían la opción de votar en una encuesta entre 17 opciones para vicepresidente, a pesar de que las primarias republicanas aún no han determinado al candidato presidencial.
Hasta cinco posibles aspirantes a la vicepresidencia tuvieron la oportunidad de dirigirse al público, convirtiendo sus discursos en una competencia para elogiar al presidente. Entre ellos estaban la líder de la conferencia republicana en el Congreso, Elise Stefanik, el senador J.D. Vance, la gobernadora de Dakota del Sur, Kristi Noem, la candidata al Senado por Arizona, Kari Lake, y el exaspirante republicano Vivek Ramaswamy. La ganadora de la encuesta informal de la CPAC fue Noem, con el 15% de los votos.
En su 50 aniversario, la CPAC ha buscado internacionalizarse. Ha contado con intervenciones de estrellas emergentes del neoconservadurismo hispanoablante, como el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, cuyo discurso fue aclamado el jueves por un público afín a su mano dura y con decenas de salvadoreños que coincidían, en entrevistas con La Vanguardia, en identificarlo como "el mejor presidente de la historia".
"Vengo a comunicarles que el globalismo ya ha muerto en El Salvador", dijo Bukele en un inglés fluido, y alertó al futuro presidente de EE.UU. –sin nombrar a Trump ni a Biden– de las "fuerzas oscuras" que "ya se están haciendo con el país" y "van a conspirar contra él". Llegó a afirmar que, a diferencia del país norteamericano, en El Salvador sí "hay democracia" porque allí "no perseguimos a la oposición".
El líder de Vox, Santiago Abascal, debutó el viernes en la CPAC con un discurso de media hora en el escenario principal. Emulando el lema de Trump, declaró que hay que hacer "a Occidente grande de nuevo" y alertó contra "el socialismo y el globalismo", que "gobiernan contra el pueblo" con sus políticas climáticas y de género y con sus "imposiciones suicidas de la agenda 2030".
"Su futuro verde es en realidad un futuro rojo", dijo, con alusiones a las protestas del campo en España y Europa, y llamó a la unión de los defensores de los "valores en crisis de Occidente", como "la patria, la libertad, la razón, la fe de nuestros padres, la familia, la propiedad, la soberanía, la democracia y la limitación del poder". Su intervención terminó al grito de "¡viva España!", emergido de la decena de simpatizantes de Vox situados en segunda fila, que enarbolaban banderas del país, del partido y contra la agenda 2030.
Después del discurso breve de Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente de Brasil, fue el turno del mandatario argentino, Javier Milei, quien, siguiendo su estilo característico, ofreció una presentación técnica que se asemejaba más a una clase de economía que a un discurso político. El tema principal abordado fue "cómo la economía neoclásica y su análisis de los fallos del mercado son compatibles con el socialismo", como anunció al inicio de su intervención. A pesar de las interrupciones causadas por la traducción al inglés entre cada frase, lo cual afectó la fluidez de su discurso, Milei citó a destacados economistas como Schumpeter, Pareto y Hayek, entre otros. Concluyó su intervención autodefiniéndose como partidario de la filosofía MAGA: "Make Argentina Great Again". Estas mismas palabras le fueron dirigidas por Trump durante el saludo previo al discurso, como se muestra en un video compartido en X por el asesor del magnate, Dan Scavino.
"No avalen la regulación. No avalen la idea de los fallos de mercado. No permitan el avance de la agenda asesina y no se dejen llevar por los cantos de sirena de la justicia social", reclamó Milei. "Yo vengo de un país que compró todas esas ideas estúpidas y pasó de ser uno de los más ricos del mundo al 140º. No entreguen su libertad, peleen por ella, porque si no los van a llevar a la miseria".
Fuera del decorado principal, el estratega de Trump durante su mandato, Steve Bannon, contó en la entrada del recinto con un escenario casi permanente para su podcast War Room. Vaticinó que el movimiento MAGA "va a gobernar EE.UU. durante los próximos 50 años" y aseguró que el magnate "será recordado como el mejor presidente desde Abraham Lincoln".
En un panel presentado por él mismo, otro de los gurús trumpistas, Jack Posobiec, prometió "derrocar la democracia" entre los aplausos de un público encendido. "No llegamos hasta el final el 6 de enero, pero nos esforzaremos por deshacernos de él", dijo en referencia a Biden, y secundado por un "amén" de Bannon.
La presencia de uno de los aliados más destacados de Trump en la Cámara de Representantes, Matt Gaetz, no pasó desapercibida en la CPAC. Gaetz, quien lideró el boicot al anterior presidente de la cámara, Kevin McCarthy, ha contribuido a la creciente ingobernabilidad legislativa. El título de su conferencia, "Burning down the House" (Incendiando la Cámara), resultó apropiado. Gaetz argumentó en contra de la ayuda exterior de EE.UU. a Ucrania mientras el presupuesto federal permanece "inflado", en referencia a la ley estancada en el Congreso sobre la asistencia militar a Ucrania. Además, abogó por la retirada de EE.UU. de la ONU y de la ONU de EE.UU.
Este fue el tono predominante en las veinte intervenciones diarias a lo largo de las cuatro jornadas de la CPAC. La conferencia ya no tolera opiniones opuestas a las del principal exponente del neoconservadurismo estadounidense y mundial: el magnate, expresidente, imputado, condenado y candidato Donald Trump.


Excelente vision .
ResponderEliminarBuena redacción, exelete explicación y narración, de lo acontecido para los que no estamos informados 👏👏
ResponderEliminar