La Amenaza Silenciosa: Cómo la Generación de Cristal está Socavando los Fundamentos de la Sociedad




    En la actualidad, los datos han perdido relevancia para una generación que parece preocuparse más por las narrativas que por las realidades. Un claro ejemplo de esto es la preocupación por el asesinato de afrodescendientes, sin tener en cuenta que la mayoría de estos asesinatos provienen de miembros de su propia comunidad. Este fenómeno no es aislado; ecologistas, feministas, defensores de los derechos LGTBI, pro-abortistas e izquierdistas, entre otros, sesgan la realidad para ajustarla a sus ideologías, considerando una cruel ofensa la simple verdad.


La posibilidad de emitir una opinión basada en evidencia se ha vuelto casi imposible sin ser etiquetado de incorrecto por motivos ideológicos. Estos grupos buscan censurar a los sensatos, despreciar la ciencia, ignorar las estadísticas y denunciar cualquier cosa que no se ajuste a su noción de "cordura". 


La Censura y la Decadencia del Debate Racional


    Diariamente, somos testigos de páginas de opinión censuradas, demandas contra caricaturistas, marchas que desafían la evidencia científica y otras acciones que esta "generación de cristal" considera políticamente incorrectas. Las normas del debate racional han sido abandonadas; las reglas que exigen que los argumentos sean presentados de manera lógica y basados en evidencia han sido desechadas. Enfrentarse a un miembro de cualquier comunidad, generación o corriente que no valore la lógica o la evidencia resulta en ataques secuenciales, no solo por parte del individuo, sino también de su séquito de seguidores.


Estos ataques se caracterizan por argumentos falaces y alejados de la realidad, con reacciones viscerales y poco cordiales. La ofensa se ha convertido en su arma predilecta. Se ofenden con una facilidad sorprendente, usando esta ofensa como herramienta para silenciar cualquier disenso y evitar enfrentar desafíos intelectuales. Este mecanismo de defensa no es solo una táctica, sino un reflejo de su fragilidad psicológica y falta de preparación para enfrentar las realidades duras y complejas de la vida.


Cobardía y Victimización


    La cobardía ante los retos de la vida es otro rasgo distintivo de esta generación. Evitan el conflicto real y las dificultades, prefiriendo la comodidad de sus espacios seguros, tanto físicos como ideológicos. En lugar de enfrentar desafíos y crecer a través de ellos, se refugian en la victimización y la culpa externa. Esta actitud no solo es perjudicial para su desarrollo personal, sino que también socava la capacidad de la sociedad para avanzar colectivamente.


La desconexión de los medios de producción y la creencia en el derecho a recibir cosas sin esfuerzo son síntomas de una mentalidad de "me deben", adoptada sin la comprensión de que las ventajas deben ganarse y no simplemente otorgarse. Sin embargo, esto no es enteramente culpa de ellos; una crianza excesivamente indulgente les ha hecho suponer que las ventajas de las que disfrutan siempre han estado y estarán disponibles.


Irresponsabilidad Política y Derechos Sociales


    A esto se suma la irresponsabilidad política y populista que se propaga por redes sociales, televisión y otros medios, vendiéndoles la idea de que tienen derecho a las cosas y promoviendo los mal llamados "derechos sociales". En última instancia, esta mentalidad se resume en "tengo derecho a que otro pague por mí".


Este panorama plantea una amenaza significativa para la sociedad. La falta de valor por la evidencia y el debate racional socava los fundamentos de una sociedad informada y democrática. La censura de opiniones contrarias, el desprecio por la ciencia y las estadísticas, y la glorificación de la victimización y la censura conducen a una sociedad fragmentada y polarizada.


La Misión de los Educadores y Líderes


    La misión de los educadores, líderes intelectuales y políticos responsables es contrarrestar esta tendencia, promoviendo una cultura de pensamiento crítico y valoración de la evidencia. Debemos esforzarnos por inculcar en las generaciones venideras el valor de la lógica, la razón y el debate informado, para que puedan enfrentar los desafíos del futuro con una mente abierta y una base sólida en la realidad. La lucha por preservar una sociedad racional y democrática es esencial, y solo puede lograrse a través del compromiso con la verdad, la evidencia y el diálogo constructivo.


Para ello, es imperativo desafiar la cultura de la ofensa y la fragilidad. Debemos fomentar la resiliencia, la capacidad de enfrentar y superar los desafíos, y la fortaleza emocional. Es crucial que esta generación aprenda a valorar el esfuerzo, a asumir responsabilidades y a desarrollar una mentalidad que privilegie el crecimiento personal y colectivo sobre la comodidad y la victimización. Solo así podremos aspirar a una sociedad robusta, equitativa y capaz de enfrentar los retos del futuro con valentía y determinación.


¿Son “mejores” los jóvenes de ahora de lo que fueron sus padres? La cultura de la cancelación


    Hay quien defiende que el término 'generación de cristal' es una estrategia de defensa de personas nacidas en otros tiempos. «La mejor defensa es un buen ataque». Utilizarían este argumento de manera irónica para defenderse de unos jóvenes que se creen mejores a ellos o que se creen que todo era de color de rosa cuando sus padres tenían su edad. ¿Es cierto que se creen mejores? O yendo más allá, ¿son mejores?


Los jóvenes de hoy cancelan a figuras que rompen con sus ideales. Se ofenden ante comentarios y dejan de prestar atención a esa persona. Se describía al principio: el 64 % se siente molesto ante chistes o bromas que ridiculizan o discriminan (el 75 % en el caso de las mujeres). Y la indignación, muchas veces, deriva en cancelación. Una especie de estigma social que mete a las personas en un cajón junto el resto de actitudes 'no deseables'. «Sí es verdad que estamos hablando de una generación que se ofende mucho. La gente de otras generaciones dice que ahora no se puede decir nada y es verdad, ahora hay que tener mucho más cuidado con qué se dice. Pero a lo largo de la historia de todas las generaciones siempre hay cosas que no se pueden decir. Ve tú a decirle a una generación anterior determinadas cosas. Se van a ofender, lo que cambia es que lo harán por cosas distintas. Esta generación ha dejado de normalizar un montón de cosas y, evidentemente, eso es positivo. Las violencias, por ejemplo, están mucho más destapadas, pero hemos vuelto a una sociedad que culpabiliza y apunta con el dedo, cancelando a la gente, estamos volviendo a eso, las sociedades son cíclicas. Los dogmas son un ideal fijo al que llegar»


La generación de cristal está en todo el mundo, por la globalización. La mezcla de culturas, a hecho la pérdida de identidad, el olvido de los padres de los 70, al día de hoy, que el amor y respeto de los hijos no se gana con amista o siendo cómplices de sus errores. Con esa actitud solo logramos que se pierda el respeto entre ambos. Los principios, valores y buenas costumbres, disciplinas, humildad , empatía y gratitud..el no enseñar y educar sobre estos preceptos, es condenar a las generaciones al individualismo, facilísimo y libertinaje. Todo es el proceso de la evolución, la ley de causa y efecto, el libre albedrío. Pero si a un edificio le debilitam los cimientos, todo lo que se le construya encima se derrumbara al poco Tiempo.


La sociedad pare a sus líderes espirituales y a sus políticos que a su ves deben ser el ejemplo de virtudes para sus pueblos, si ellos se corrompen por dinero, poder y sexo, que sistemas educativos crearán para conducir a su pueblo a un mañana mejor?. El despertar de los jóvenes es ahora y volver a las raíces morales para sostener con brazos fuertes los naturales cambios de la sociedad Moderna.


Nos encontramos en una encrucijada histórica donde la falta de compromiso con la verdad y la evidencia amenaza con desmoronar los pilares de nuestra sociedad. La manipulación ideológica y la censura han transformado el discurso público en una batalla de ofensas y falacias. Es crucial que recobremos el valor de la evidencia y el debate racional. La educación y el liderazgo responsables son nuestras herramientas más poderosas para revertir esta tendencia y forjar una sociedad donde la verdad y la razón prevalezcan sobre la comodidad de la ignorancia. Solo así podremos construir un futuro donde la valentía intelectual y la resiliencia emocional sean los verdaderos motores del progreso humano.

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